EL LUGAR DE LA MUJER EN EL HOGAR. SALMO 128

LAS BENDICIONES DE LOS QUE TEMEN A DIOS.

1 <Cántico gradual.> Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos.
2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien.
3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
4 He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová.
5 Bendígate Jehová desde Sion, Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
6 Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.
Sólo los que son verdaderamente santos son realmente felices. En vano pretendemos ser de los que temen a Dios, si no tomamos conciencia de mantenernos constantemente en sus caminos. Bendito es todo el que teme a Dios, sea alto o bajo, rico o pobre en el mundo. Si le temes y andas en sus caminos, te irá bien mientras vivas, mejor aún cuando mueras y será lo mejor en la eternidad. Por la bendición de Dios el santo tiene una forma honesta de vivir. Aquí hay una promesa doble: tendrán algo que hacer, porque la vida de ocio es miserable e incómoda, y tendrán salud, fuerza y poder mental para hacerlo. No serán obligados a vivir del trabajo de otras personas.
Es misericordia y deber trabajar y comer nuestro pan en paz. Ellos y los suyos disfrutarán lo que obtengan. Los que temen al Señor y andan en sus caminos son las únicas personas felices, no importa su situación en la vida. Tendrán abundante consuelo en sus relaciones familiares. Tendrán todas las cosas buenas que Dios ha prometido, y por las que oran. Un hombre bueno puede tener poco consuelo al ver a los hijos de sus hijos, a menos que vea la paz en Israel. Todo creyente verdadero se goza en la prosperidad de la Iglesia.
De aquí en adelante veremos grandes cosas, con la paz y reposo eternos que quedan para el Israel de Dios.
Hay aquí un progreso en la edad, porque vamos de los hijos a los nietos: y también un progreso en felicidad, porque los hijos que en el Salmo anterior eran saetas, aquí son renuevos de olivo, y en vez de hablar de «los enemigos en la puerta», cerramos con «Paz sobre Israel!» Así pues, paso a paso, estamos ascendiendo.
 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová. El corazón de un hombre se verá en el camino por el que anda, y la bendición vendrá cuando el corazón y el camino estén, los dos, con Dios. Nótese que el primer Salmo enlaza la bendición con el andar en sentido negativo:
«Bienaventurado el hombre que no anduvo», etc.; pero aquí lo hallamos en conexión con la forma positiva Para gozar de la bendición divina hemos de estar en actividad, y andar; hemos de ser metódicos, v andar en cierta forma; y hemos de ser piadosos, y andar en el camino del Señor.

El camino del Dios es un camino bienaventurado; los caminos de Dios fueron abiertos por el Bendito; fueron pisados por Aquel en quien somos bendecidos; son frecuentados por los bienaventurados, están provistos de medios de bendición; están pavimentados con bendiciones presentes, y llevan a la eterna bienaventuranza; ¿quién podría no desear andar por ellos?